Contestó rápido a la pregunta que le hizo el padre cuando apareció ante ella. No quiso que esperara mucho tiempo su respuesta. El "sí" sonó tan fuerte como el bofetón que llegó después. Sabía que si le hubiera hecho esperar habría sido una verdadera lluvia de golpes y patadas lo que habría recibido. Cuando el padre estaba así, era mejor no hacerle enfadar. La madre lo sabía, y la mayor parte de las veces le contestaba para que la hija no recibiera ningún golpe. Pero ahora no había nadie que los parara. La madre murió dejando a la hija desprotegida y sola. Por eso tuvo que tomar la decisión. Salir, irse de casa y dejar al padre solo con su miserable vida. El padre se enteró e intentó evitarlo.
-¿Te vas, estúpida? -le preguntó.
-Sí -fue su contestación.
Y después de recibir el bofetón le dejó para siempre plantado en el recibidor de su casa.
24.12.07
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