Esta mañana temprano, llegué a clase y en la pizarra había pintada una nube. La habían pintado mis compañeros
para gastar una broma al profesor. A este no le gustaba encontrar nada escrito
en ella cuando llegaba. Tenía que encontrarla completamente limpia.
Mirando la nube bien parecía tener la forma de un dinosaurio. No era muy grande y su
aspecto no parecía muy feroz, pero me gustaba. Me puse a reír porque pensé que
tenía demasiada imaginación, ya que el dinosaurio se estaba alargando y tomaba
la forma de un submarino que
navegaba por el cielo.
Ahora, después de pasar horas mirando la pizarra donde mi
profesor había escrito una montaña
de fórmulas recordaba las tonterías que había pensado al mirar la pizarra esta
mañana.
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