Me veo rodeada de escoria
en un lugar
donde no se puede
salir ileso,
pues toda la culpa de eso
la tiene el anillo dorado
que llevo en mi dedo pequeño.
Por mi garganta
pasa un gusto ácido
en el momento
que escribo ausente,
desde la cala
donde viví,
con todos los esquemas rotos,
y creé un escudo blanco
ante el amor
que surgió en Atenas.
6.4.09
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