7.7.10

El escritor

La inspiración no llegaba. Estaba negro porque la página que tenía ante sí seguía en blanco. Su mente estaba ocupada por una cabellera larga y oscura igual que sus profundos ojos. Ella tenía la culpa. No podía pensar en otra cosa.

Cuando la vio vestía un escotado vestido rojo con su piel morena. Quedó hipnotizado. No veía a nadie más. Fue directamene hacia ella y se presentó. Ella sonrió pero no le hizo caso. Él se metió las manos en los bolsillos del pantalón de su traje marrón y bajó la mirada avergonzado.

A partir de aquel día empezaron sus problemas, y su cómoda vida se volvió gris al igual que su cabellera. Ya no podía escribir y los editores dejaron de llamarle.

Cada día se sentaba ante la misma página en blanco. Hasta que un negro pensamiento pasó por su cabeza y la hoja blanca se tiño de rojo.